Marañon curasao

Nombre científico del marañon Curasao: Syzygium malaccense 








Este frutal prospera en zonas cuya precipitación va desde 600 a 3.800 mm anuales de lluvia y la óptima oscila entre 1.000 y 2.000 mm en nuestro país se encuentran en regiones con promedios entre 1.500 hasta 3.000 mm de lluvia. Para este cultivo, es muy importante el régimen estacional de lluvias, ya que el marañón necesita de cuatro a seis meses de sequía para una adecuada floración y fructificación de los árboles.

Con respecto a la temperatura, se sabe que en zonas cuya temperatura es menor a 18oC disminuye el crecimientoylaproductividad. Laszonasenqueseencuentranubicadoslamayoríadeproductores,tienen un promedio anual de temperatura de 27,5oC.

La altura óptima para el cultivo de este frutal oscila entre 0 a 400 msnm, aunque puede darse bien hasta los 1.000 m. La mayoría de las plantaciones en nuestro país se encuentran bajo los 500 msnm.

La humedad relativa aceptable es de 60 a 85% pero entre mayor sea, mayor será la incidencia de las enfermedades como mildiu polvoso y antracnosis, las cuales afectan las hojas, flores y brotes y por lo tanto la producción. En el Pacífico Seco la humedad relativa tiene valores entre 80 y 90% como promedio anual, mientras que en el Pacífico Central es de 80%.

El marañón requiere de alta luminosidad para una adecuada fructificación. Los vientos secos o muy húmedos a la hora de la polinización son dañinos, de ahí que sean necesarios, en los lugares muy ventosos, los tapavientos.

Este cultivo por su rusticidad es poco exigente respecto a suelos y se adapta a una gran diversidad: pedregosos, arenosos y pesados, siempre que tengan buen drenaje. Sin embargo, lo que más lo afecta son las condiciones físicas del terreno que deben ser de textura arenosa, estructura muy desarrollada, profundos y buen drenaje.

Puede crecer en terrenos quebrados o considerados marginales para otros cultivos más exigentes, siempre y cuando tengan suficiente humedad.

Para obtener la máxima producción y desarrollo los suelos deben ser sueltos, fértiles, profundos, aireados y bien drenados; pues permiten al sistema radical un desarrollo rápido y uniforme, para poder explorar un gran volumen de suelo y tolerar la sequía. Se prefieren suelos con una ligera acidez, es decir, un pH entre 5 y 6,5

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